La Internacional del odio. ¿Cómo se construye? ¿Cómo se deconstruye? Una reseña e interpretación personal.
La Internacional del odio.
¿Cómo se construye? ¿Cómo se
deconstruye?
Juan José
Tamayo.
2ª Edición
Febrero 2021.
Icaria/Antrazyt
Una reseña e
interpretación personal por Acevedo-Blanco, Antonio-Jesús.
A veces, la “serendipia”,
llama a tu puerta y tienes que parar. Entre el terabits de archivos
por ordenar, artículos por revisar, conclusiones por redactar y varios inacabados
verbos de primera conjugación por completar surge una llamada inesperada; unos
twists, una reseña en internet o un simple encuentro ocasional que obliga a
interrumpir tus obligaciones y adentrarte a explorar señales. Este ha sido el
caso del libro que me ocupa hoy. Me declaro persona profundamente curiosa en
materia espiritual, católico sevillano; categoría de católico que solo desde la
Resolana sabemos interpretar, en contadas ocasiones una publicación ha venido a
arrojarme tanta reflexión y luz explicativa de los fenómenos sociales a la vez que reencuentro personal y espiritual
con mi identidad cristiana.
Pero vayamos
por partes, Teólogo de la Liberación y Profesor honorífico de la Universidad
Internacional de Andalucía Juan José Tamayo propone como núcleo explicativo de
esta obra poner en evidencia la base ideológica y fuerza motriz que conforma la
arquitectura, el ideario, las representaciones sociales, la superestructura
ideológica o los esquemas cognitivos necesarios para el auge del neofacismo
actual; el odio. Odio contra Menas, contra mujeres e
ideología de género, odio al migrante, al musulmán, al matrimonio igualitario, los colectivos LGTBI, al ecologismo o la
píldora del día después. Odio al fin y al cabo que necesita instituciones
sociales legitimadoras para que el
discurso político cale en el electorado en base a una justificación psico-transcendente
que lo avale ¿Y qué mejor institución social que La/s Iglesia/s para cumplir
con esta tarea de legitimación?
En este orden de ideas el autor revela en las primeras secciones los mecanismos
legitimadores del discurso de la ultraderecha actual en base a la presente configuración
ideológica y discursiva de las iglesias (católicas, evangélicas y protestantes)
creadoras de una nueva teología de odio que el autor ha venido a denominar “cristoneofacismo”.
Desde esta perspectiva Tamayo analiza en su primer capítulo que el asalto al
poder de la internacional cristoneofacista se basa en la interpretación
sesgada, cuando no deformada, de una herramienta de gran calado y recorrido
histórico en la conformación de esquemas y representaciones sociales, La
Biblia.
En analogía literaria al manifiesto comunista Tamayo apunta que un espectro recorre el mundo, el cristoneofacismo. Sus principales representaciones se dan: en España donde la ultraderecha de Vox ha establecido alianzas con organizaciones como Hazte Oir, Abogados Cristianos, e incluso prelados eminentes como el Obispo de Córdoba legitiman a la ultraderecha desde los púlpitos alentando la ideología cristoneofacista sin ningún tipo de pudor; en Italia donde Salvini inocula el odio contra persona emigrantes, gitanos o refugiados; en los Estados Unidos de Norteamérica donde el Trumpismo, pese a considerarse Donald Trump como un presidente decididamente no religioso, cuenta con un aliado potencial en las iglesias evangélicas y católicas, o en Brasil, donde la alianza de las megaiglesias evangélicas y Jair Bolsonaro legitiman, cuando no bendicen, a un presidente negacionista de la pandemia que siendo aun siendo diputado nacional en 1999 declaraba venir a hacer el trabajo que no acabó el régimen militar: “matar a unas 30.000 personas” (pag. 97).
Toda ideología
tiene un oponente, a mayor radicalidad ideológica mayor carga de odio hacia el
adversario. El cristoneofacismo se justifica y legitima en base a una serie de
consignas y diseño de religión en la que la mujer ocupa un lugar subordinado y
oprimido tanto en el sistema de creencias, como en la estructura organizativa
de las organizaciones religiosas. Entre otras afirmaciones, consignas y
mandamientos a cumplir Tamayo destaca que para la ideología cristoneofacista el
feminismo es calificado como “cosa del diablo”, el matrimonio heterosexual es
la única unión bendecida, por supuesto “desde
el altar a la tumba”, la homosexualidad debe ser revertida, la eutanasia debe
erradicarse por antinatura, la emigración es una conquista impía demográfica,
el Islam es enemigo y asesino, la evolución es teoría científica cuando todos
sabemos que el universo fue diseñado, la iglesia es una iglesia para empresarios
y emprendedores, el cambio climático es
simplemente transformación de la ecoesfera y la ideología de género es la
perdición y causa de todo mal en las sociedades cristianas contemporáneas.
Toda esta
pléyade de consignas debe ser deconstruidas proponiendo Tamayo en sus reflexiones finales una agencia
del cambio basada en el empoderamiento femenino dentro de las Iglesias
cristianas, el reencuentro con el otro, el diálogo interreligioso;
especialmente con el Islam, o el laicismo como forma de separación de las
esferas políticas y religiosas. En síntesis el teólogo de la Liberación propone
la antítesis del motor del cristoneofacismo como deconstrucción de la
legitimación de las organizaciones políticas ultraderechistas. Tamayo propone oponer
la religión
del amor como escudo y lanza contra el cristoneofacismo del odio “que guía
sus pasos” (Kortatu “El Estado de las cosas” 1982).
Si bien en el título se indicaba que estas líneas contenían una interpretación personal del libro hasta aquí he llegado con la breve reseña de la obra de Juan José Tamayo, invito al interesado a leer la obra de Tamayo pues para bien o para mal , lo máximo será un rasgado de vestiduras, no le defraudará su lectura . Posiblemente del contenido del texto ya se hayan destilado las principales claves personales que me han llevado a reseñar este trabajo. Muy posiblemente el lector instruido haya intuido las relaciones entre sociología y religión, entre legitimación e instituciones sociales o entre representaciones sociales y espacios simbólicos discursivos como legitimadores de modelos económicos. Lo que considero totalmente improbable es que el lector, o lectora de esta humilde reseña haya intuido es que esta obra ha significado un reencuentro individual con la religión del amor por mi parte. Un reencuentro con la Iglesia de Jesús de Nazaret, un reencuentro con la espiritualidad y un reencuentro con la teología y el mensaje de la figura histórica del judío que lo cambió todo en el Siglo I. Un reencuentro que agradezco de corazón al autor y que ha posibilitado un descubrimiento espiritual que anteriormente solo dos veces he llegado a vivir, una en Doña María Coronel un Domingo de Resurrección y la otra, hace muchos años un Viernes Santo camino del puente de Triana, con el palio de la Virgen, de la Esperanza.
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